Hoy estrenamos una nueva sección dentro del blog de L’Espai Musical: LEMtrevistas. Será una serie de entrevistas a los profesores de la escuela a cargo de un servidor, el reportero más dicharachero de Barrio LEM. Así que me pongo mi gabardina de periodista, cojo el sombrero del guardarropa y, grabadora en mano, camino hasta la sede de L’Espai a reunirme con Jorge Lario.
La primera LEMtrevista no podía otra que con el director de la escuela. Además de ejercer la dirección también imparte clases de guitarra y cursos. Charlar con alguien que lleva tantos años dentro de la música (Jorge, si lees esto, no te estoy llamando viejo, eh! :P) siempre es interesante, y así ha sido en esta ocasión.
A sus espaldas tiene ser miembro de la primera formación de Revólver, colaboraciones con multitud de formaciones (Luna de Lobos, Tábata Ley, Eva, Doble o Nada…), trabajos con muchos músicos (Eduardo Pinilla, Alberto Cereijo, Ginesa Ortega, Javier Zamora, Santi Navalón…); director musical, productor y guitarrista de Leo Segarra, nominado por la Academia de la Música al premio de mejor productor de Rock español en 2008, productor de muchas bandas… y eso sólo por nombrar algunos de sus trabajos, ¡que la lista es interminable! Puedes verla en: http://www.lespai.net/lespai-musical/jorge-lario/
Sin duda una charla distendida, interesante y enriquecedora… pero, ¡menos rodeos y vamos al lío!
Empecemos por el principio, ¿cómo y por qué surgió la idea de crear una escuela de música? ¿Cuándo dijiste, “eh, quiero hacer esto, quiero enseñar”?
En mi caso la escuela surge, digamos, por continuidad. Actualmente, alucino mucho cuando veo que alguien decide montarse una escuela. Mi caso es distinto porque empecé a dar clase cuando tenía veinte años y, cuando me di cuenta, llevaba muchos años en el mundo de las escuelas. De hecho, estuve trabajando primero como profesor en una, de la que luego fui director durante cinco años y, más tarde cerró. Fue entonces cuando me di cuenta que llevaba toda la vida relacionado con el mundo de la música y las escuelas y, por la edad que tenía, no quería cambiar de profesión. Entonces decidí montar L’Espai Musical como una continuidad lógica.
Por eso digo que alucino cuando la gente decide abrir una escuela. No es que lo critique pero la idea de montar una escuela, por alguien que no ha estado previamente en este ámbito el tiempo suficiente como para conocerlo, tiene enormes posibilidades de fracasar. Porque el mundo de las escuelas es una cosa y lo que parece es otra.
Con el auge de Internet, YouTube, etc parece que todo el mundo puede ser profesor o aprender fácilmente desde casa, ¿qué opinas de todo esto?
La música moderna, desde los Sex Pistols y el punk, se democratiza. Es decir, cualquiera podía tocar música sin tener ni idea y ser un artista. Internet va un poco más allá en esto y hace que cualquiera pueda ser lo que quiera, incluso sin serlo. De ahí viene, por ejemplo, algunos temas de acosos sexuales, tíos que se hacen pasar por tías y esas cosas. Si un tío puede hacerse pasar por una tía para ligar, ¿cómo no va a hacerse pasar por guitarrista, que es bastante más fácil?
Uno en Internet puede parecer un profesional como la copa de un pino, porque se puede fabricar sus vídeos editados de puta madre, como sé de buena tinta que se hace, y puede parecer un genio en casi todo… y luego está ser un profesional, que es una cosa muy diferente. En resumen, creo que Internet es una grandísima herramienta para todo, y también para el engaño.
¿Lo llegas a ver un poco como intrusismo laboral?
Creo que los problemas de intrusismo que tiene la profesión, en el caso de la música y las escuelas, no es tanto el tema de Internet como el intrusismo propiamente dicho. Es decir, opino que todo el mundo tiene derecho a todo, pero jugando con las mismas reglas. Lo que no puede ser es que yo, para dar clase o tener una escuela, tenga que pagar impuestos, tasas, etc y luego venga una persona aquí y me diga “no es que por ahí me sale más barato…”. Bueno, pues muy bien, coge al primero que veas por la calle en un anuncio, lo metes en tu casa y si luego le mete mano a tu hija y la viola, no te asustes. Hay un nivel en el que todo se iguala, parece que todo es lo mismo, pero no lo es. Yo pago unos impuestos y el otro no paga nada. El cliente debería tener conciencia de ello.
Pasa igual con la música. La gente no tiene conciencia de que la música y la creación cuesta dinero. Existe una gran diferencia entre la profesionalidad y el tío que puede estar viviendo de esas descargas digitales que tú estás pirateando y, como mínimo, uno debería ser consciente. No voy a entrar en si es delito o no, pero sí se debería pensar en si es bueno o malo. Si es bueno o malo que alguien abuse de tu trabajo o si eres tú el que abusa. Pero en cualquier ámbito: el que da clases sin tener formación para ello, el que sabe que está cobrando en negro o el que se baja la música pirata… en fin, no pasa nada pero, por lo menos, moralmente empápate de que no es correcto. No digo que sea delito, porque no voy a entrar, pero no es correcto.
Volviendo un poco a cómo surgió la idea de crear una escuela, quería preguntarte por algo que como alumno veo muy importante (y además me encanta) y es la idea de facilitar a los alumnos que puedan tocar en directo.
Bueno, eso es algo que está inventado de toda la vida. Bach ya tocaba en cervecerías con sus hijos y todos los alumnos que tenía. La música y el escenario están tan unidos que si hay algún docente que no lo percibe es que no es docente. Vamos, es imprescindible.
Pero yo mismo, cuando estuve buscando escuelas para aprender a tocar la guitarra, no encontré ninguna que ofreciera a los alumnos esta posibilidad. De hecho, fue lo que hizo que me apuntara a L’Espai Musical, me pareció una idea genial.
Porque la gente no lo ve, pero la suma de música y escenario es algo inherente. Es cierto que también hay que considerar que es parecido a cuando echas a alguien al agua para aprender a nadar; hay que hacerlo en el momento apropiado, pero no se puede aprender a nadar de salón. De la misma forma, no se puede aprender a tocar de salón. Puedes aprender unos contenidos pero luego tienes que salir.
Aparte de la opción de tocar en directo, otra gran actividad que me gusta mucho (me lo paso muy bien allí jaja) es el “Guitar Campus”, ¿cómo surgió esa idea?
El “Guitar Campus” es una adaptación de una idea que ya hemos llevado a cabo muchas veces. En 2005 empezamos a hacer el SMMAP (Semana la Música Moderna del Alto Palencia). Hicimos dos ediciones y unas jornadas en torno a la didáctica musical. Durante una época se puso muy de moda hacer festivales de música en torno a actuaciones musicales. Nosotros lo hicimos al revés, lo central era la didáctica y las actuaciones eran algo secundario. Cuando vino la crisis esos festivales tan grandes ya no eran factibles, entonces había que reducirlos. Estuvimos un tiempo sin hacer pero, más adelante, decidimos retomarlos de nuevo. En lugar de hacerlos multitemáticos, que necesariamente necesitan el apoyo de un ayuntamiento, y como nos gustaba el hecho de salir de la ciudad y hacer una especie de jornadas de convivencia con la guitarra como centro, volvimos a la carga con el “Guitar Campus”.
Hicimos una primera edición en Villamalea y las dos posteriores fueron en Tarazona de la Mancha. Si no pasa nada, este año también será en Tarazona y posiblemente con Eduardo Pinilla como estrella invitada.
Algo que me pareció interesante del año pasado fueron las masterclass y charlas que hacíais semanalmente en el fórum de la FNAC, ¿vais a repetir este año?
Sí, ya está hablado y firmado, por lo que este año también se van a hacer. De hecho empezamos el jueves 22 de octubre. El ciclo lo empezará Fran Conde y tratará sobre los instrumentos de viento en el flamenco. Fran Conde es un profesor que vuelve este año a L’Espai Musical y que ya ha sido profesor aquí otras veces… con el saxofón ha pegado un tirón brutal en los últimos años. Ha estado tocando con gente como Carlos Benavent o Jorge Pardo por tanto sabe muy bien de lo que habla, y la primera conferencia en la FNAC será suya. Otra de las conferencias que está hablada será la de José Manuel Martínez García-Casarrubios (de Triode Engineering), también hará algo Javi Nula de Ópera Magna y varios más.
¿Alguna vez has pensado que no solo estás enseñando sino que, además, estás creando vínculos entre gente? Amistades, parejas…
Sí, sí, desde el principio. De hecho creo que no solo enseñamos música. Enseñamos música, creamos lazos entre la gente pero, además, creo que enseñamos a estar. A algunos alumnos le enseñamos cosas de educación que no les enseñan en el colegio. Por la gran diferencia de que quien viene aquí lo hace porque quiere y, en el cole muchas veces no es así. Digamos que aquí el profesor tiene una autoridad moral porque da clase a alumnos que pagan por ello y que tienen especial interés en lo que está aprendiendo; es algo que quiere aprender activamente.
Entonces sí, puedo decir que creamos vínculos entre la gente. Es más, de aquí se ha casado gente, y no sólo ha pasado una vez. También otros se han formado aquí completamente y han hecho de la música su profesión. Por eso una de las cosas que más me molestan, y no desde un punto de vista comercial si no desde un punto de vista personal, es cuando veo gente que hace curriculums, pone el nombre del profesor con el que ha dado clases pero, a pesar de haber estudiado estudiado aquí, no pone el nombre de la escuela.
Por ejemplo, Celia Mur es profesora de Berklee en Valencia, pero puedo decir que a Celia Mur la descubrí yo. Cuando estaba de director en Duetto y ella estaba en Granada, me envió una demo y fui la primera persona que le dio trabajo. Fue profesora en L’Espai Musical durante, por lo menos, cinco años. Sin embargo, hay muchos por ahí que ponen que han sido alumnos de Celia Mur, pero no en L’Espai Musical, cuando ahora sí que dirán que han sido alumnos de Celia Mur en Berklee. Hay mucho esnobismo en determinadas cosas, y eso a mí me duele. Me duele porque hay muchos que fueron alumnos de la escuela, ahora están por ahí en orquestas y ponen que han estudiado con profesores de aquí, pero no que lo han hecho en la escuela, y eso me duele. Aquí se han hecho parejas, profesionales, amistades, grupos…
Una pregunta un poco más músico/personal. Cuando te enfrentas a una canción que no es tuya o has entrado en una banda a sustituir a un guitarrista, a la hora de hacer los solos de las canciones, ¿te fijas en la composición original o los rehaces desde cero?
Cuando uno entra en una banda, sea del tipo que sea o tiene que enfrentarse a un tema que no es propio, lo más normal es que se fije en lo que se ha hecho anteriormente. Además, en muchas canciones hay solos con fragmentos totémicos hasta para sus propios creadores. Por ejemplo, Ritchie Blackmore, cuando toca “Highway Star” nunca la toca igual, menos el trocito central que tiene que tocar y que identifica completamente el solo.
Hay unas cuantas cosas que hay que respetar y para un músico es muy importante saber extraer la esencia y distinguir entre lo que es importante y lo que es accesorio. Por eso, si vas a tocar una cosa puedes respetar esa esencia, o puedes querer tocar algo completamente distinto y, entonces, reelaborarlo. Reelaborar es algo que exige más esfuerzo que copiar. Copiar puede necesitar un esfuerzo técnico de horas, pero reelaborar requiere un esfuerzo mental, no digo mayor, si no distinto. De hecho hay gente que está más capacitada para una cosa que para la otra. Por eso hay personas que son grandísimos músicos de estudio pero son malos en directo y viceversa.
Todos tenemos una evolución, ya sea como oyente o como músico. ¿Qué tipo de música te gustaba escuchar y cuál no pensabas que te iba a gustar nunca y, sin embargo, ahora la escuchas o tocas?
Cuando tenía 16 años llevaba en la carpeta una foto de Brian Johnson con Angus a hombros… empecé con el rock, eso está claro. Mis grupos de origen fueron Iron Maiden, Saxon, Led Zeppelin… pero también soy de muchos terrenos que parecen que son diferentes pero todos tienen puntos en común. Por ejemplo, mi hermana oía Umberto Tozzi, ABBA y E.L.O. Es como decía Steve Jobs en el discurso de la universidad de Stanford, que uno tiene que unir los puntos hacia atrás, y eso en música es fundamental. Porque uno va haciendo música en la actualidad integrando cosas que le aparecieron en el pasado y que, cuando las tiene en el pasado, no piensa que van a tener repercusión mucho tiempo después.
Por ejemplo, una de las cosas que no me podía figurar es que iba a acabar tocando la música de guateque que oían mis hermanas. Ahora mismo tengo montado un tributo al guateque, y siento esa música como algo que ya he oído. Era pequeño y no era guitarrista, pero mi hermana ponía ese tipo de música, la oía de forma inconsciente y ahora me ha vuelto a aparecer en el terreno profesional. Sin embargo, cuando era pequeño, en casa nunca se oyó Jazz y ahora alguna de la música y guitarristas que más me tienen atrapado, como Pat Metheny, son de ese ámbito. Pero lo del guateque es curiosísimo, cómo después de tantos años te encuentras con algo que estaba ahí y lo tocas de manera natural por haberlo escuchado tanto cuando era pequeño.
A nivel musical, ¿hay algún año que recuerdas con especial cariño?
Sí, 1992, sin duda. Para mi fue un año muy especial, un año fenomenal. Tenía 26 años y llevaba viviendo de la música desde hace 2 ó 3 años. En ese año estuvimos en la Exposición Universal de Sevilla, tocando en la plaza Sony retransmitido para todo el mundo, hicimos una gira chula con Revólver, también tocamos en el gran musical de fallas ante unas 250.000 personas, que sigue siendo el récord de concierto urbano más grande. Hice conciertos de mucha responsabilidad siendo muy jovencillo.
También hay otro año muy importante, cuando fui director musical de Leo Segarra, donde volví a vivir lo que es estar al lado de una estrella, pero esta vez con 40 años. Eso fue en 2006 y también fue una buena época. Pero si tengo que quedarme con un año ese sería 1992/93 con Revólver.
Ya para finalizar, ¿tienes algún proyecto en mente para este año?
Sí, durante 2015/16 tengo dos objetivos clarísimos. El primero es terminar el primer borrador de mi libro sobre la historia de la guitarra y el otro es acabar el borrador de mi segundo disco. Junto a todo ello seguir llevando a Hits (una banda de versiones de clásicos del rock-pop en castellano), un proyecto de Chill-out, sacar la escuela adelante, cuidar de mis gallinas (no me refiero a los alumnos jaja, que tengo gallinas de verdad)… y bueno, otros proyectos musicales que también tengo en marcha. Pero si este año me he planteado dos cosas son acabar el primer borrador de mi libro y el de mi segundo disco en solitario, la continuación de “01”.
Espero que os haya resultado interesante la charla. A mi, por lo menos, me lo pareció y lo pasé muy bien haciendo esta LEMtrevista.
¿Quién será el próxim@ al que le ponga un foco en la cara y le someta a interrogatorio? Temblad, gente de L’Espai… 😉
Iván García
Alumno de L’Espai Musical