El pasado día 19 de octubre, Eric Sardinas comenzó su gira española junto a Big Motor, su banda de acompañamiento. El guitarrista americano se enfrentaba a una serie de seis conciertos repartidos por la geografía nacional, comenzando en la sala 16 Toneladas de Valencia.
Previo al concierto inaugural y gracias a la escuela de música L’Espai Musical, con Jorge Lario como director, Testi Tajada (promotor del artista) y a Jose Manuel Martínez García-Casarrubios de Thermion (los amplificadores que ha usado Eric durante su gira española); el guitarrista americano ofreció una distendida charla con un pequeño grupo de alumnos y ex-alumnos de la escuela.
En ella, Eric, siempre con uno de sus dobros en el regazo y haciendo gala de un gran sosiego, respondió a las preguntas de los asistentes, comentando multitud de anécdotas de su vida personal. Los asistentes pudieron escuchar cómo Sardinas empezó con cinco años a tocar la guitarra de forma autodidacta, empapándose de multitud de música, escuchando desde clásicos del blues hasta músicos más actuales, y experimentando de forma constante con su guitarra en busca del sonido blues-rock tan característico que le hace inconfundible.
En sus inicios empezó a practicar con guitarras españolas y acústicas, buscando en el sonido las emociones y sentimientos que quería transmitir, lo que le llevó a amplificar esas guitarras y conseguir, con su magistral manejo del slide, un sonido crudo y directo, salido desde el alma.
En una charla con guitarristas no pudieron faltar las alusiones a su amistad con referentes de las seis cuerdas como Steve Vai o Joe Bonamassa, las preguntas sobre las afinaciones y el equipo que utiliza en sus guitarras o de qué técnicas ha seguido en su formación. Y, por supuesto, no podía faltar la música. Siempre con la guitarra en el regazo fue desgranando cada una de las respuestas y adornó algunas de ellas con pequeñas y magistrales improvisaciones acústicas, con un sonido repleto de fuerza y transmitiendo esa emoción que sólo se logra al tocar frente a un pequeño grupo de personas sentadas frente a él, como si de un campamento se tratara.
Para cerrar el encuentro, saludó uno a uno a todos los asistentes, se hizo fotos con ellos y firmó discos, emplazándoles al concierto que tendría lugar en la sala pocos minutos más tarde, en el que el público disfrutaría del estilo único e inigualable de este guitarrista de talla mundial.