Titulo: Pautas a seguir en la improvisación / Aspectos a trabajar en el fraseo
Autor: Rafa Zaragoza
http://www.rafazaragoza.com/
Rafa Zaragoza es guitarrista, compositor y profesor de guitarra, habiendo sido director de la revista “Guitarra Total” y columnista de la versión española de “Guitar Player Magazine ” donde con su columna “Las piedras del camino” abrió una nueva dirección a la didáctica de la guitarra eléctrica en España.
Para mi ha sido una de las personas que más me ha inspirado en mi manera de entender la música y sin duda uno de los profesionales cuyo criterio más admiro y respeto.
Es un placer poder publicar en nuestro blog sus opiniones…vale la pena leerlas
Jorge Lario
Pautas a seguir en la improvisación
- ENCAJE RITMICO:
La sensación de comodidad en el reparto de la idea musical proviene antes que nada de una buena métrica. Por tanto es indispensable que la base sea firme y que nuestra dicción rítmica sea clara.
- ELECCION DE FIGURAS-TIPO:
En los primeros estadios de la improvisación es conveniente usar figuras rítmicas-tipo, células o subdivisiones del ritmo que tengamos bien asimiladas. Eso nos permite olvidarnos de la métrica y concentrarnos mas intensamente en las notas adecuadas, en el valor melódico de la idea.
- ELECCION DE LA ESCALA ADECUADA:
Para cada fragmento de una serie dada, bloque de acordes, series, etc., se hace necesario averiguar cuál o cuales son las elecciones de escala adecuadas. La primera referencia motriz es de orden visual, y por tanto será muy importante encarar el turno de solo partiendo de un conocimiento previo de dónde está en cada momento el o los centros tonales que vamos a utilizar.
- AJUSTE DE NIVEL:
Cada solista se expresa a su manera, pero el solista debe escucharse con la suficiente nitidez como para apreciar con su propia oreja los matices que el está tocando con las manos. Eso significa que hay un margen de dinámica que hay que conocer a título personal. Hay quien aprecia sentirse “mezclado” con el fondo para tocar cómodo, hay quien prefiere destacar de un modo discreto, y hay quien necesita “sobresalir”, porque tiene un sentido atómico del solo. La elección es personal. Sea cual fuere el caso, es muy importante conocerse en la situación, haberlo experimentado y saber cuáles son los márgenes de dinámica que nos hacen sentirnos cómodos tocando, sencillamente porque no escucharse es frustrante o escucharse a todo trapo podría obligarnos a expresar a gritos lo que quizás intentamos simplemente insinuar. Una medida precautoria: guardarse un par de puntos de volumen de reserva.
- PUNTOS DE TENSION-RELAX
Averiguar dónde están los puntos de tensión-relax en la serie de acordes, pasaje, etc. En toda la serie de acordes, sobre todo si existe la “historia melódica” del tema, existen puntos de tensión y de reposo. Pueden ser rítmicos, armónicos o combinados. Reconocer esos puntos y respetarlos es aconsejable, a no ser que se tengan ideas tremendamente claras sobre cómo abordar el solo. Respetar el sentido de las alturas que se propuso la melodía, así como las intenciones rítmicas y “la historia general” del tema, suele ser aconsejable, entre otras cosas porque se direcciona ordenadamente la atención musical y junto a ella nuestra intuición, que es de dónde deberán salir las ideas.
- EL “REPASO” OBLIGADO:
Los primeros turnos de solo, las primeras ruedas, suelen ser de precalentamiento. El solista que no conoce todavía en carne propia, sonando, lo que va a tocar, se enfrenta con la primera vuelta de acorde de un modo prudente. Es decir, comprueba con discreción y cautela que aquello que está pensando “le encaja como el imaginaba”. Se impone pues, antes de encararse con un ciclo que no conocemos comprobar a tiempo real que “ya lo tenemos”.
- PROCURAR NO “CONTESTAR” EXCESIVAMENTE EN LA CAIDA DEL COMPAS:
La exposición de las ideas, las frases, etc., puede coincidir con el inicio del compás, puede ser anticipada o puede prolongarse tanto como uno desee. El desgranado de la idea musical tiene mucho que ver con cuán cómodo se siente uno tocando en el momento, y esa sensación pasa muy rápido al oído de quien escucha. Pero eso es también una disciplina y una práctica. Iniciar la frase tras la caída del acorde/compás, practicar eso con demasiada frecuencia no es aconsejable, porque produce una sensación de que vamos “colgados” de la serie, de que vamos arrastras. Por tanto se impone la práctica de la presentación de la frase desde arranques distintos, usando el carácter de anticipación de las mixolidias, prolongando o comprimiendo las figuras del ritmo, transportando los motivos desde tiempos distintos del compás. Acostumbrarse a presentar la idea desde el primer tiempo del compás es algo que, con el tiempo, acaba estimulando el ingenio melódico y nos fuerza a “arrancar” con elecciones certeras. Puestos a elegir, más vale acostumbrarse a acertar que a equivocarse.
- PROPICIAR Y CULTIVAR EL “SENTIDO DEL JUEGO” EN EL SOLO:
El turno de solo es el momento en que nosotros tenemos la libertad de expresar lo que queremos del modo que queramos. Ese “sentido de la libertad” es algo personal, que tiene rasgos propios para cada músico. Encontrar las pautas que nos hagan sentir cómodos improvisando es, pues, un asunto de importancia. Al margen de lo que toque el solista durante su turno, si una cosa puede decirse de un solo bonito, esa es que el solista ha transmitido la impresión de que “se lo pasaba muy bien”. Pero ese “pasárselo muy bien” siempre tiene que ver con el sentido del juego: los más bonitos, más musicales, no son mentales o intelectuales, son lúdicos. La aplicación de los principios básicos que rigen la improvisación no produce solos bonitos, musicales. Es el típico caso del músico que ha tocado a tiempo, con las elecciones de escala correctas, respetando la estructura y la intención del tema, etc., pero “él no estaba allí…” A un solo así le falta autenticidad y frescura, y esos elemento surgen espontáneamente cuando estamos “jugando” con el tema.
El “sentido del juego, de la diversión”, es un impulso que surge naturalmente cuando los elementos musicales esenciales se cuidan y están presentes. Una buena base, sólida y clara, propicia el juego con el ritmo y estimula la creatividad y la picardía; los acordes bien invertidos y tensionados estimulan la imaginación melódica; “oírse y ser oído” favorece rápidamente el diálogo y la comprensión entre los músicos, etc.
El desarrollo de la autoconfianza en el solo es un proceso acumulativo que tiene mucho que ver con la práctica y con el número de situaciones con las que un músico se ha enfrentado a tiempo real. También, en las situaciones nuevas, es un proceso espiral: en la primera vuelta me aseguro, en la segunda pruebo esto, en la tercera reafirmo, en la cuarta me lanzo, etc.… Por tanto la práctica tiene mucho que ver con las dimensiones que nuestro solo pueda adquirir.
Pero al margen de la idea, está la idea personal de lo que “un solo bonito debe ser”. Aferrarse de un modo rígido a una idea preconcebida acaba conformando una imagen mental tan sólida que inconscientemente vamos a ir a buscar ESO. El sentido del juego se basa muy fuertemente en el sentido de la libertad, en estar abierto a muchas posibilidades, o si que quiere, debemos recelar el culto a la idea preconcebida de “lo que tiene que ser un solo”. En cambio, sí hay que ser meticuloso con todas las vertientes que pueden adquirir “mis solos”. Hay que acostumbrarse a reconocer cuáles son las ideas matrices que rigen “aquello que me gusta”, localizarlas, bautizarlas, y naturalmente trabajarlas. Con un poco de tiempo acabaremos averiguando que es lo que nos gusta hacer, porqué lo hacemos y lo que es más importante, cómo podemos hacerlo.
Aspectos a trabajar en el fraseo:
– ESCUCHA INTERIOR:
Tocar ideas. Dejarse llevar por “aquello que yo cantaría en esa situación”. (Ser cuidadoso y franco: si no puedo tocar lo que me dicta la intuición, entonces debo intentar una reducción, una aproximación a la idea. Es posible que a uno no le se ocurra nada; entonces discriminar porqué: “no puedo con esto”, “no me sugiere nada”, etc.) Si surge un problema con la expresión personal, entonces hay que averiguar si la cuestión está en “definirse” o en “aceptarse”.
– DUCTILIDAD
Primordialmente viene dada por la claridad en la exposición rítmica de la idea. Esencial: consolidar el fraseo sobre el repertorio de rítmica que nuestra intuición tiene ya asimilada. Incorporar progresivamente nuevas ideas y matices de repertorio rítmico.
– INTERIORIZAR LA PROGRESIÓN O LA SERIE DE ACORDES
Las situaciones nuevas armónicas deben ser trabajadas en función de los elementos que ya tenemos relacionados. Estos nuevos bloques/acordes deberán introducirse aisladamente sobre estructuras que ya conocemos. Solamente cuando reconozcamos ESTAS y las tengamos asimiladas, deberemos enfrentarnos con un nuevo grado de complejidad.
– ESCALA-ACORDE:
Las relaciones escala-acorde suelen representar a menudo la orientación melódica más aconsejable, aquello que mejor “musicaliza”. Pero cada guitarrista deberá revisar el enfoque, la coloración, el giro melódico que para él tiene más significado dentro de ese concepto. Trabajar ese aspecto concreto significa definir de un modo muy claro el FRASEO MELODICO personal. Naturalmente, cuantas más relaciones escala-acorde se personalicen, más y mejor definido resultará nuestro fraseo melódico.
– VELOCIDAD:
Tocar rápido no es sinónimo de ser buen músico. Pensar rápido si lo es. Por tanto la situación ideal sería pensar musicalmente con rapidez para luego elegir qué se desea hacer. Trabajar la vertiente mecánica de la rapidez (por sí misma) puede ser peligroso, trabajar la vertiente mental-relacional es aconsejable. Esta segunda aproximación propicia que la primera cobre sentido.
Rafael Zaragoza